Después de mucho tiempo sin poner nada
en el blog, lo retomo con un trabajo que nada tiene que ver con la
magia. O si...! Porque si hay algo realmente mágico, es la música.
Se trata de la construcción de un bajo eléctrico. Un trabajo
difícil y que me ocupó varios meses, no solo por los conocimientos
necesarios para trabajar la madera, sino también, por los
conocimientos sobre luthería que tuve que adquirir para la
fabricación de un instrumento musical. De esta forma retomo la
afición por la música que nunca debí abandonar.
Se trata de un Jazz bass pasivo de
cuatro cuerdas. Escala 34” y 24 trastes. Cuerpo de fresno y tapa de
bubinga arce y wengué. Mástil de cinco piezas de arce y wengué y
diapasón de wengué. Pastillas Fender vintage y herrajes Gotoh. Me
va a resultar difícil superar esto.
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